$32.000
Autor/es: SPINATO DANIEL ANTONIO
Editorial: CLUB HOUSE
ES NECESARIO DECIR QUE detrás del título TRATADO SOBRE LAS ARTES MARCIALES que da el nombre a esta obra, anido siempre una intención simple y compleja a la vez, que es la posibilidad de englobar bajo un común denominador, a toda una gama de disciplinas que son conocidas por diferentes nombres: artes marciales; artes marciales mixtas (MMA); deportes de combate; deportes marciales; disciplinas marciales; sistemas de lucha; etcétera, evitando por un momento, la irreductible pulsión humana hacia el encasillamiento y la clasificación a la que estamos acostumbrados. Cada cosa en el Universo ha de tener su nombre para poder identificarla, pero los nombres no tienen que ser barreras; intento de esta manera, que puedan apreciarse las artes de combate con una mirada general, evitando mirar el dedo que señala la luna para no perdernos la belleza del astro. Es porque considero que de tal forma podremos detenernos en las sutilezas de cada una, sin perdernos en una taxonomía estéril y muchas veces infructuosa, que no agrega demasiado a su esencia. El mundo de las artes de combate es, como la vida en general, un mundo de contrapuestos: son extraordinarias y vulgares, místicas y crudamente pragmáticas. Es precisamente de esa virtual dicotomía de donde se obtiene el tan ansiado equilibrio cuando uno sabe transitar el camino correcto. Aunque los diferentes nombres con que suelen identificarse están cada vez más insertos en las actuales sociedades, de todas maneras siguen generando interrogantes. En el caso específico de las artes marciales, el imaginario popular normalmente las asocia con un origen exclusivamente oriental (japonés o chino) y aunque ello tiene cierto asidero, como veremos, es axiomático el hecho de que el ser humano ha generado sistemas de combate en todos los rincones del planeta. Esta obra intenta vertebrar el mundo de estas disciplinas, ofreciendo un panorama general de la humanidad a través de una expresión cultural que tiene sus raíces junto con las de la humanid ad misma, concepto que, entiendo, comparten los estudiosos de la hoplología1. En sus páginas, el lector será testigo de un viaje muy particular, que lo llevará a conocer las características de los grupos humanos que habitan desde los países grandes y avanzados hasta algunos de los pueblos más ignotos de la tierra. Recorrerá la geografía de sociedades de los cinco continentes, y viajará en el tiempo, para descubrir y tratar de comprender de qué manera estas artes del cuerpo y de la mente conforman todas ellas, una línea rectora vincular que nos unifica e identifica como especie. Superando los preconceptos y prejuicios de los que tantas veces son objeto, las artes de combate son estudiadas y practicadas en todo el mundo por niños, jóvenes y adultos de ambos sexos y por gente de toda condición social; desde el ciudadano común hasta grandes intelectuales, desde príncipes y reyes hasta jefes de estado; estas disciplinas, dan cuerpo a un descomunal ejército disperso entre los siete mil millones de habitantes del planeta. Vehículo folclórico por antonomasia, sus huestes, inmersas en las migraciones entre comunidades de uno y otro hemisferio han generado una inmensa penetración que ha producido una verdadera simbiosis cultural, muy especialmente entre Oriente y Occidente. La entrada de las artes de combate foráneas en nuestras vidas, forma parte de ese fenómeno que es el encuentro entre culturas disímiles. Tomar contacto con el misticismo y la tradición de países cuyas costumbres milenarias se pierden en la larga noche de los tiempos, puede ejercer una poderosa influencia, que tarde o temprano se manifiesta en la cotidianeidad de nuestros actos, ora de manera sutil, ora en forma notoria. Asimismo, toda la fuerza del costumbrismo occidental, deja impresa una huella insospechada en esas sociedades de apariencia inalterable. La impresionante China, la insondable India, el increíble Japón, el gigante Estados Unidos, la imponente Rusia, el maravilloso continente africano, la pi onera Inglaterra, la cultura omnipresente de los países europeos, los desaparecidos indios de Tierra del Fuego, los inconquistables mapuches, los asombrosos mexicanos o las tribus diezmadas en la selva amazónica, configuran un crisol de culturas que nos impacta, convergiendo más allá del tiempo y el espacio en el común denominador que ahora nos ocupa. Aunque los medios de comunicación con sus distintos contenidos y formas, atraviesan diariamente nuestros sentidos con una profusa cantidad de información que divulga estas disciplinas, no debemos olvidar que en occidente las artes marciales orientales hicieron su aparición muy tímidamente recién a principios de 1900, pero comenzaron realmente a difundirse luego de la Segunda Guerra Mundial, es decir, poco más de 70 años, lo cual medido en tiempos históricos, es apenas una gota en el océano, aunque nos parezca mucho. Tengo la plena convicción de que las artes de combate en general se constituyen en un relato biográfico a profundis5 de las sociedades humanas a lo largo de su historia, que no se refieren de forma excluyente a la cultura del pasado, porque sus tradiciones siguen vivas y forman parte del presente cultural de los individuos y de los grupos sociales. Una epopeya en pleno transcurso.
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