EL HOMBRECITO DEL AZULEJO

Un hombrecito pintado puede convertirse en bufón o en héroe para salvarla vida de su compañero de juegos.

Un ancho río que queda seco necesita un pastor que pueda arriar las nubes a la altura de su cauce.

Dos cuentos con magia y poesía, con ternura y suspenso, que ya pertenecen a la historia fantástica de Buenos Aires.

El hombrecito del azulejo existe. Está pintado en una mayólica del salón de los recuerdos de “El Paraíso”, la casa que en Cruz Chica, en las sierras de Córdoba, tenía Manuel Mujica Lainez (Manucho). Es un hombrecito azul; parece frágil, pero en el relato, Manucho, le dio una gran fortaleza ya que se enfrenta con la muerte y la entretiene para salvar la vida de su compañero de juegos. Ambos cuentos de este libro, “El pastor del río” y “El hombrecito del azulejo”, fueron publicados en Misteriosa Buenos Aires. En aquel libro el autor, a través de historias inspiradas en hechos reales o creadas por su fantasía, trata de reconstruir el pasado de la ciudad en la que vivía. Recuerdo haber visto en su casa del barrio de Belgrano un caballo de madera. Era un caballo de calesita que una gran tienda del centro le había regalado.

Poly Bernatene sumó todo su arte para recrear las atmósferas de estas historias tan conmovedoras.